Intersectional Spaces of Participation: Inclusive, Resilient, Embedded

Los procesos de democracia participativa y deliberativa (PDD) han sido celebrados, por un lado, por su potencial para abordar la desconfianza política y la polarización mediante la profundización del compromiso público. Por otro lado, a menudo se les acusa de ser soluciones cosméticas a problemas profundamente arraigados que continúan excluyendo a grupos que ya están desempoderados (en términos de capacidades socioeconómicas, de género, raciales, físicas y mentales). INSPIRE tiene como objetivo abordar estas acusaciones y fracasos fomentando la igualdad interseccional, a través de espacios participativos que sean: inclusivos y partan de las necesidades y activos de los grupos marginados; resiliente a los cambios de gobierno y aprovechando el trabajo de base existente para apoyar la resiliencia comunitaria; e integrados en la esfera pública más amplia y en relaciones productivas con las instituciones encargadas de formular políticas (Bussu et al 2022a; Escobar 2022).
Empleamos tres ideas clave: la economía política de la participación, el codiseño y la teoría del ensamblaje. Ponemos énfasis en los factores socioeconómicos que afectan las capacidades de las personas para participar, o la economía política de la participación. Utilizamos una variedad de métodos creativos, digitales y basados en las artes para codiseñar con los participantes espacios participativos inclusivos que vayan más allá de la simple deliberación centrada en la conversación, que puede exacerbar las desigualdades existentes. Para analizar y fomentar la igualdad interseccional dentro del PDD necesitamos superar la linealidad y la simplificación excesiva que a veces caracterizan los enfoques metodológicos en el campo, que tienden a pasar por alto el dinamismo, la complejidad y el desorden de la participación. El concepto de ensamblaje nos ayuda a observar cómo coexisten, interactúan y cambian diferentes prácticas participativas a nivel local, nacional y transnacional. Utilizando estas herramientas teóricas y analíticas podemos rastrear más claramente los procesos y las dinámicas de poder que exacerban las desigualdades, y podemos fortalecer la participación democrática e inclusiva a través de sus múltiples formas y prácticas.